Como ocurre con otras energías renovables, la energía eólica tiene su origen en el sol, responsable de que se produzca el viento.
El viento se forma debido a que la atmósfera de la tierra absorbe la radiación solar de forma irregular por diversos factores (diferencias entre la superficie marina y la continental, elevación del suelo, el día y la noche, nubosidad, etc.) y esa irregularidad hace que haya masas de aire con diferentes temperaturas y presiones.
A su vez, las diferentes presiones provocan que el aire tienda a desplazarse desde las zonas de alta presión hacia las de baja presión, generando el movimiento del aire. Es decir, el viento.
Se calcula que entre el 1 y el 2% de la energía proveniente del sol se convierte en viento. Sin computar las áreas de gran valor ambiental, esto supone un potencial de energía eólica de 53 TWh/año en el mundo, cinco veces más que el actual consumo eléctrico en todo el planeta.
Teóricamente, la energía eólica permitiría atender sobradamente las necesidades energéticas del mundo. En la práctica, la tecnología solo aprovecha los vientos horizontales. Es decir, los que soplan paralelos y próximos al suelo y siempre que su velocidad esté comprendida entre determinados límites (a partir de unos 3 m/s y por debajo de los 25 m/s).
Tecnológicamente dichos aerogeneradores han evolucionado mucho en los últimos años, desde los primeros instalados en España con potencia 100 kW (Tarifa 1981), hasta el prototipo de 4,5 MW instalado en Zaragoza (Jun.2009) por la empresa española Gamesa. La potencia media unitaria instalada en España está entre 1,6 y 2 MW actualmente.
España es el cuarto productor mundial de energía eólica y el segundo a nivel Europeo tras Alemania. La fabricación de aerogeneradores es una industria importante en España. Gamesa o Acciona Windpower realizan casi en su totalidad los aerogeneradores y compiten a nivel mundial con otros tecnólogos.
Dentro de las energías renovables, es la energía con más futuro en nuestro país. Así lo demuestra el real decreto 1028/2007 aprobado el 1 de agosto de 2007 que fija un mapa eólico marino (off-shore). En otros países Europeos, como Dinamarca, este modo de producción de energía eólica está más desarrollado. Aunque los costes de fabricación y de transporte de la energía son casi el doble que en tierra, la producción de estos aerogeneradores marítimos es más elevada, de 3MW a 5MW.
Otro camino para el desarrollo de esta energía, según los productores españoles, es el vehículo eléctrico. Es conocido que uno de los inconvenientes de la eólica es la imposibilidad de acumular la energía producida.
Con el futuro cambio del parque automovilístico español, podrían enchufarse a la corriente de noche en el momento de menos demanda y usar la electricidad de los parques eólicos, que a esas horas del día prácticamente se desaprovecha al no poder almacenarse.
Actualmente, la energía eólica es una de las energías renovables que más aporta al sistema eléctrico nacional, durante el 2009 fue del 13,8 %.
En los últimos años el aporte eléctrico de esta fuente de energía no ha dejado de crecer. Año tras año supera sus propios registros. Como el pasado 9 de noviembre de 2010, cuando se produjo el máximo histórico de producción instantánea, que supuso el 46,65% de la generación.
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